Nota realizada en junio 2018

18 años de carrera en televisión, la previa al mundial y la cobertura en Rusia consolidan a Federico Paz como una de las figuras de Montecarlo. Para estar a la altura, desde hace casi dos décadas, todos los días él deja todo en la cancha.

La frase lo sigue molestando, como el mismo desafío cada día, como una nueva meta siempre. “Toda escoba nueva siempre barre bien, a ver si trabajás así en tres meses”, le había comentado un coordinador del canal cuando hacía su primera experiencia en Canal 4 e iba y venía lleno de energía. Esa frase casual, con los años, se ha convertido más que en un mantra, en una declaración de principios.

“Y no me puedo sacar esa frase de la cabeza”, afirma Federico Paz convencido. “Yo me tomo esto como si fueran los mismos tres meses de cuando arranqué y así lo siento. Me siento un privilegiado de estar en donde estoy y haciendo lo que hago. Entonces cómo no voy a cuidar mi trabajo. ¿Y cómo lo cuido? Trabajando con la misma energía del primer día”.

Ese compromiso con su trabajo es su caballito de batalla, es su fórmula del éxito: “Creo que acá ven que no soy el mejor y no creo que sea el peor. Pero seguro dejo todo en la cancha”. Pero antes de entrar en la cancha, Federico golpeó puertas. La primera que se abrió fue la de Supersport

Una puerta que se mantiene abierta

“Se entornó una puerta, puse el pié y no la dejé cerrar”, cuenta. Empezaba el verano del año 2001. Eduardo Rivas, periodista deportivo y presentador de deportes en el noticiero de Canal 4, se iba de licencia. Para la suplencia lo había recomendado a él.

En ese momento Federico recién comenzaba su carrera. Tenía 25 años y trabajaba en Supersport como notero, hacía las notas en calle y recababa la información para los conductores. “Fue una época linda. Primero por el vínculo con esta empresa. Después porque fue comenzar a trabajar con grandes profesionales como Mario Uberti, Eduardo Rivas, Sandra Rodríguez, Diego Bello. Yo miraba el programa en la televisión y de repente me vi trabajando ahí, con un rol muy anónimo, pero bastante importante”.

Supersport le permitió aprender de todos los deportes: rugby, golf, tenis, tenis de mesa, deportes náuticos, bochas y, además, fue la puerta de entrada para vincularse al noticiero.

La televisión le encantaba y llegar no había sido fácil. Federico trabajaba haciendo un poco de todo: en un local de Abitab, en un transporte infantil. Pero su pasión desde chico era la comunicación: relatar los partidos de fútbol cuando iba con su padre y su hermano a la cancha, los de básquetbol desde el televisor, imaginar la vuelta ciclista.

Ya más adulto intentó concretar su vocación. “Había trabajado en un programa en radio Imparcial donde tenía que producir un espacio y vender avisos. Yo quería vivir de esto y sabía que por ese lado iba a ser difícil. Entonces escribí una idea para implementar en un programa que estuviera al aire”, recuerda. Pero el resultado no fue bueno. Lo rechazaron en Café Versátil y en un programa de Canal 12. Entonces llegó a MU Producciones, la productora de Mario Uberti, donde le presentó la idea a Sandra Rodríguez y a Diego Bello, quienes trabajaban allí. Pero estaba la limitante comercial: tenía que conseguir un sponsor, algo que es muy difícil para alguien que no era conocido en televisión aún. Ante unos intentos frustrados se desanimó. Pero quedó hecho el contacto y a los dos o tres meses lo llamaron de nuevo porque necesitaban un notero.

Federico Paz sonrisa

 

“Empecé a trabajar haciendo notas en la calle hasta que se me dio la oportunidad de presentar un par de veces la parte de deportes en el informativo ex segunda edición. Entonces comenzó el mundial de Korea – Japón 2002. El canal necesitaba más gente y me contrataron efectivo”.

Esa contratación fue el pase que le permitió lentamente empezar a dedicarse de lleno al periodismo. Empezó a tener su espacio de deportes en el noticiero de la mañana, que no tenía presentador de deporte. Casi al mismo tiempo empezó el noticiero del domingo, que por ese entonces se llamaba Telesemana y era conducido por Daniel Castro y Yisela Moreira. Federico se convirtió en el presentador de la parte deportiva.

A partir de ahí se fueron dando otras posibilidades dentro del canal: algunas participaciones para hablar de deporte en el viejo Buen Día Uruguay (conducido por Leonardo Lorenzo, Adriana Da Silva y Sara Perrone) y algunas transmisiones. Hubo un gerente al que se le ocurrió que Federico cubriera a Daniel Castro cuando se iba de licencia o faltaba.

“De ahí se dio la oportunidad de que fuera el presentador del noticiero de la mañana y se dio esto de Buen Día Uruguay. En el canal he participado en casi todos los programas. Me falta la Santa Misa, pero estoy en eso”, bromea.

Pasar del periodismo deportivo a la información general fue un proceso natural. “A mí siempre me gustó estar bien informado. A veces iba a una conferencia vinculada al deporte en la Casa de Gobierno o en un ministerio a la que iba el Presidente de la República y tenía que estar informado en temas de actualidad para hacerle además de las preguntas relacionadas al deporte alguna más”. Esa vocación por la información con los años ha dado frutos.

Los números mandan. El canal se ocupa de cotejar los ratings, de escuchar la opinión de la gente si no te va bien cinco años es difícil que te sostenga

Esta temporada lo encuentra especialmente presente en la pantalla. Además de Teledía y Buen Día Uruguay, para la previa al Mundial de Rusia 2018 condujo Acreditados, un ciclo que le permitió viajar a ese país y documentar cómo se preparaba en la previa al evento, y Tus boletos a Rusia, un programa de preguntas y respuesta que premiaba a los ganadores con la posibilidad de ver a la selección uruguaya de fútbol en los partidos de la fase de grupos de Uruguay. Y por supuesto, es uno de los enviados del canal para cubrir el mundial.

Para Federico tanta exposición y tantas posibilidades son un reconocimiento y un voto de confianza. “Es una gran satisfacción y una gran responsabilidad, porque el canal invierte y en la inversión hace un voto de confianza. Eso desde el punto de vista del desafío colectivo que tenemos todos los que trabajamos acá. En lo personal es alcanzar un sueño”.

Pero detrás de eso no hay pretensiones ni egos, hay más trabajo. “Hay comunicadores que son más figura que yo en el canal, que son referentes”, comenta al respecto. “Creo que en un escenario lógico esto debería ser lo que pasa en todas las empresas, uno va haciendo un camino donde se empieza de abajo y se van asumiendo nuevas responsabilidades y se te van planteando nuevos desafíos y, si cuando se te plantean esos desafíos, los superás de buena manera se pueden plantear otros. Yo estoy atravesando un buen momento desde el punto de vista profesional. Ojalá la gente lo tome de la misma manera y podamos extenderlo en el tiempo”.

Todos los días Buen día Uruguay

Los pasillos de Montecarlo tienen cierta reminiscencia a los de un hospital. Luz fría, aroma a productos de limpieza, corredores blancos, pisos claros y puertas, muchas puertas. Esas puertas abren un sin fin de posibilidades. Todo cambia detrás de ellas. Entonces aparecen las cámaras, los sets de televisión, las figuras de la pantalla. Y el detrás de cámara.

En este estudio, el estudio de Buen Día Uruguay el detrás de cámara es parte del show. Los camarógrafos se disfrazan, se maquillan, hacen chistes y se filman. Mientras, los conductores aprovechan esos segundos de recreo, repasan lo que viene y desayunan bizcochos. Soledad Ortega y Christian Font, co conductores del programa junto a Federico, alternan bromas e invitados. En un parpadeo transcurren dos horas del programa.

Federico Paz gorro

“El programa va variando por distintos momentos. Hay momentos de recreo, momentos en los que nos permitimos salirnos del libreto, divertirnos, reírnos, improvisar o jugar. Y otros donde tenemos entrevistas serias, hablando de casos de actualidad o entrevistas de carga emocional intensa”, comenta sobre la particular dinámica que se percibe en el estudio de televisión. “En lo personal, si yo me sentí enchufado, sentí que hubo un ida y vuelta en las entrevistas y se logró sacar sustento, buen contenido y además me divertí, ya está. Eso para mí es un buen programa. Porque es muy similar la percepción que tenemos nosotros a la que tiene el televidente. Si nosotros no nos divertimos, difícilmente se puedan divertir del otro lado de la pantalla”.

Me siento un privilegiado de estar en donde estoy y haciendo lo que hago

Pero el trabajo es mucho más de lo que se ve en cámaras. El día de Federico arranca un par de horas antes que el del Sol, a la 5.30 de la mañana. “Me gusta mucho el horario de la mañana por la tranquilidad que hay en el canal cuando llegamos. Lo abrimos nosotros. A veces soy el primero en llegar y tengo que prender la luz. Es el momento del mate, de enterarte de noticias surgidas en la noche”.

Pero, después de esa calma, el día sigue a un ritmo vertiginoso. “Empiezo a trabajar para el noticiero de la mañana, hago el noticiero de la mañana y voy a su vez viendo los contenidos de Buen Día Uruguay y, cuando termina el noticiero, me voy cambiando por el pasillo para empezar Buen Día Uruguay y sigo con el programa. De noche grabo algún otro contenido o vuelvo a Telenoche. El desafío es mantener la misma intensidad y dar todo de mi para lo que precise el producto”.

Consolidar a este equipo en la conducción del magazine de la mañana era todo un desafío. Buen Día Uruguay es una marca con 20 años de presencia en la grilla del canal y la conducción anterior, con Lorenzo, Da Silva y Perrone al frente, tenía una trayectoria de 14 años continuados emitiéndose todas las mañanas. “Cuando arrancamos era un desafío muy importante porque era una marca pesada en el canal. Continuar con ese nombre era un desafío muy grande. Sobre todo porque los que hasta ese momento llevaban Buen Día Uruguay tenían una llegada muy importante con la gente”, recuerda.

“Después de bajarlos a ellos, a las pocas semanas me llamaron para ofrecerme a mí el nuevo proyecto. Fue un tema complejo de procesar, porque para todos fue doloroso perderlos como compañeros de trabajo. Pero la idea del programa me gustaba. Lo hablé con ellos y me dieron para adelante. Entonces acepté”. Cinco años después del primer programa, el balance para Federico es muy positivo.

Me gusta mucho el horario de la mañana por la tranquilidad que hay en el canal cuando llegamos. Lo abrimos nosotros

“Logramos conformar un grupo que, fruto de la convivencia, a veces tiene diferencias que son producto de matices en cuanto a la tarea diaria, pero que en líneas generales nos llevamos muy bien, nos respetamos mucho y nos queremos”, afirma sobre la receta que les ha permitido mantener el equipo pese al rigor de la frecuencia diaria y la demanda de un formato tan extenso. “Si no estar al aire tres horas todos los días durante tantos años te termina agotando. Creo que un poco el secreto es convivir bien entre todos, respetarnos y apoyarnos. Creo que la gente eso lo siente”.

El premio es la adhesión de la audiencia y la permanencia en un horario tan exigente como el de la mañana. Eso es lo que asegura que año a año el programa y el plantel se renueven. “Los números mandan”, sentencia muy seguro. “El canal se ocupa de cotejar los rating, de escuchar la opinión de la gente. Si no te va bien cinco años es difícil que te sostenga. Creo que generamos una mañana competitiva, porque la mañana es competitiva. A los otros canales no los puedo ver porque estoy al aire, pero sé que tienen buenos productos con buenos comunicadores y eso nos obliga a nosotros a estar muy atentos, con la guardia en alto. Logramos hacer un producto competitivo”.

Federico Paz blanco y negro

Un papá full time

Es curioso. A Federico le gusta más hacer radio que televisión. “En la radio tenés que poner todo de vos para que a la gente le llegue lo que querés comentar. En la televisión metés una imagen y listo, pero en la radio tenés que poner hasta los silencios para la audiencia”, reflexiona.

El gusto de estar en la radio se lo da todas las noches, cuando junto a Eduardo Rivas salen en Radio Montecarlo con el programa Deportes 930. “Es un privilegio porque es mi socio, el espejo en el que me miro profesionalmente y un gran amigo. Hacemos lo que queremos, nos divertimos y la pasamos muy bien, sin dejar de trabajar y de opinar”, comenta.

Con las madrugadas, las mañanas y las noches ocupadas, Federico duerme cuatro horas y media por día. Las tardes están libres, pero no hay lugar para la siesta, porque son el momento familiar por excelencia. “De tarde hago de padre. Voy a buscar a mis hijas a la escuela. Hago los deberes con ellas. Soy un padre presente. No me gusta perderme nada de ellas. Si es la fiesta de fin de año, o arreglo los horarios o me pido un día de licencia. Al pediatra las llevo yo, a vacunarlas las llevo yo, a hacerse los agujeros de las caravanas también. Lo disfruto. Trabajar, trabajar, trabajar para tratar de darles lo que creo que es mejor no tiene sentido si no las disfruto”.

Disfrutarlas es jugar, charlar y compartir. Y disfrutar la devolución que otros padres, vecinos o familiares le dan de ellas. “Eso me reconforta. Yo quiero para ellas que sean felices y que sean buena gente, queribles, con valores. Te da orgullo sentir que son personas valoradas. Eso me hace muy feliz”, confiesa.

Federico Paz panorámica

Es casi milagroso que Federico logre ir al gimnasio dos veces por semana. Mucho más que logre ensayar y presentarse en el teatro con obras como Más hundidos que nunca, la obra teatral producida por Diego Sorondo y autoría de Fernando Schmidt y Christian Ibarzábal que coprotagoniza junto a Leonardo Pacella y los periodistas deportivos Sergio Gorzy, Alberto Sonsol, Federico Buysan y Martín Kesman. Una comedia que tiene al periodismo deportivo en el centro de la trama.

“No había trabajado con ellos nunca y si tengo que rescatar algo es el compromiso del grupo. Estuvo intenso”, comenta sobre la experiencia. “Fue un gran desafío porque todos tenemos horarios diferentes y hubo un momento en que era imposible reunirnos. Entonces tuvimos que ensayar en la madrugada, a las 11 de la noche empezaba el ensayo y terminaba sobre las 2.00 am. Al otro día mi jornada empezaba a las 4.30. Fueron días de sacrificio para todos”.

El sacrificio resultó una buena experiencia donde además de compartir tablas con estos colegas, Federico se probó por segunda vez en una comedia teatral. Pero tanta exigencia en los horarios se puede mantener solo por un período corto de tiempo. Es que el tiempo de familia se ve resentido y aunque Federico es familiero y está presente, a veces, como dice, le pasan alguna factura. “Tengo dos nenas, una de 10 años y una de cinco, la de 10 lo asimila, pero la de 5 no entiende porqué me voy a la radio de noche, no quiere y lo resiste. Esas cosas te hacen plantearte algunas decisiones. Pero tengo 42 años, el momento de consolidarme es ahora”.

CRÉDITOS

Texto: Ximena Alemán
Producción: Vero Eirin
Fotos: Daniel Maidana
Agradecimiento: Brooksfield y Sin Pretensiones