Es normal sentirse nerviosa por una situación o evento importante de nuestras vidas. Es un sentimiento incómodo, claro, aunque forma parte de nuestra estructura emocional. Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrar personas que sufren de ansiedad de forma diaria o semanal y desarrollan su vida en relación a esto.
La ansiedad es solo un sentimiento, al igual que cualquier otro. Lo primero a tener en cuenta para una persona que sufre de la misma, es reconocer que se trata solamente de una reacción emocional.
La aceptación es crítica para entender que disminuirla requiere de un proceso, paciencia y una serie de elementos psicológicos que se deberán aplicar. Aceptarla no significa resignarse a tener picos de ansiedad constantemente, si no a entender que es un sentimiento tolerable y a aceptar la realidad tal cual es.
La clave para entender mejor tu ansiedad posiblemente se encuentre realizando terapia a través de un profesional. La terapia psicológica es un gran mecanismo para poder identificar los puntos críticos y poder controlar mejor tus pensamientos y sentimientos.
También existen formas más sencillas para poder reducirla y volver a centrarte en la normalidad del día, olvidando el sentimiento incómodo de los nervios y evitando de esta manera picos o situaciones de stress.
1. Mantenerse en el presente
La ansiedad es un sentimiento basado, muchas veces, en el futuro. En general, sucede que nos ponemos ansiosas o nerviosas en relación a eventos que están por venir. En este caso, lo mejor es volver al presente, e incluso preguntarte ¿qué está pasando ahora? ¿me siento segura? ¿hay algo que necesite realizar ahora?
Los picos de ansiedad pueden llevarte a pensar que te está sucediendo algo atípico o grave y para esto, es importante volver al presente y entender que se trata de un momento temporal y que no te hará daño.
2. Cuestioná tu pensamiento
Muchas veces la ansiedad es una situación que proviene de pensamientos negativos. Cuando las personas están ansiosas, comienzan a pensar todo tipo de ideas, las cuales en general tienden a ser dramáticas y poco reales, lo que realza el sentimiento de ansiedad.
Para esto, Marla Debler – psicóloga clínica y directora del Centro para la Salud Emocional de Philadelphia – sugiere una serie de preguntas para realizar en ese preciso momento:
- ¿Es esta preocupación real?
- ¿Puede que esto pase en realidad?
- Si el peor escenario pasara ¿qué sería lo triste de esto?
- ¿Puedo manejarlo?
- ¿Qué podría hacer?
- Si algo malo sucede ¿qué significaría para mi?
- ¿Es esto real o solo es una percepción?
- ¿Qué podría hacer para prepararme por si esto sucede?
3. Calma
Ayudar a tu mente a calmarse es una de las primeras formas de controlar tu ansiedad. Para esto, respirar profundamente es la mejor opción.
La técnica es bastante sencilla: focalizarse en tu inhalar y exhalar. No es necesario que cuentes la cantidad de veces ni la cantidad de minutos, la clave se encuentra en calmar los pensamientos y ayudar a disminuir la frecuencia cardíaca.
Encontrar un mantra para finalizar este momento puede ser de gran utilidad también: acompañar con afirmaciones positivas para controlar tu estado de ánimo y repetirlo al finalizar cada respiración.
También se puede utilizar una técnica de meditación – recomendada por la psiquiatra estadounidense Kelli Hyland – que trata de imaginarte a tí misma en la orilla de un río, en la playa o en un parque, tranquila, mientras ves las nubes sobre el cielo pasar. Asigná emociones, pensamientos y sensaciones a cada nube y observá cómo pasan mientras continuás con tu meditación.
4. Aromas
El jazmín y la lavanda son aromas que ayudan a nuestra mente a mantenerse calma.
Casualmente en estas épocas es muy común encontrar personas que tienen jazmines es su oficina o sus escritorios, incluso en sus habitaciones.
Complementar tu meditación o tu respiración con un aroma en particular te ayudará a, luego en el tiempo, asociar el sentimiento de sentirte relajada con ese aroma, haciéndolo mucho más efectivo.
Ya sea en un aceite, incienso o vela, tanto la lavanda, el jazmín o la manzanilla son aromas que ayudan a activar algunos receptores cerebrales y potencialmente calmar la ansiedad.
5. Escribí y contalo
Uno de los peores aspectos de la ansiedad es no saber qué es lo que nos tiene nerviosas en ese momento. Quizás estás en un retiro junto a tu familia, en una casa de campo e igualmente tenés ese sentimiento incómodo sin saber de dónde proviene.
Ahí es justamente cuando escribir tus sentimientos puede ayudarte a calmarte. Algunos estudios han demostrado que llevar un registro (o un diario) es muy bueno para tu salud mental y para manejar mejor pensamientos negativos y generadores de estrés.
Esta técnica es especialmente útil entre quienes sufren de ansiedad de forma muy esporádica.
Contar a otro tu sentimiento también puede ser de mucha utilidad. La ayuda de un profesional, como te decíamos al inicio, es clave para mantener tu ansiedad controlada. También comentarle a amigos e incluso personas que tienen los mismos sentimientos puede ayudarte a comprender mejor y tener más herramientas para controlar esta situación.