La adicción a la tecnología provoca que las personas busquen la forma de desconectarse, ya sea con retiros espirituales, herramientas que limiten el uso del móvil o grupos de autoayuda para casos graves

Los teléfonos móviles se han convertido en casi una extremidad de nuestro cuerpo. Los usamos para despertarnos, llamar, chatear, escribir mails, sacar fotos, jugar, informarnos… la lista puede llegar a ser inmensa. Su uso en la rutina diaria, hace que uno lo tenga consigo en todo momento.

El apego es tal que uno suele revisar de forma constante el móvil, incluso sin haber recibido ninguna notificación. En números, la situación llama aún más la atención. La mitad de los uruguayos utiliza su smartphone cada 15 minutos, mientras el 24% lo hace cada cinco minutos posicionándolo por encima del promedio mundial que se ubica en 22%, según un estudio regional que realizó IAB (Interactive Advertisign Bureau) el año pasado.

Desconectarse de la tecnología es una tendencia que gana cada vez más adeptos en el mundo y en el terreno local. Las formas de hacerlo van desde técnicas de meditación, grupos de autoayuda, aplicaciones que limitan el uso del móvil, a alojamientos especializados en el descanso mental, entre otros.

¿Cómo hacer?

-Desde el 2011, la Fundación Manantiales tiene grupos para tratar esta adicción, que crece en personas año a año. Los principales interesados son hombres de entre 14 y 35 años, siendo mucho más prevalente en los adolescentes.

El programa inlcuye campamentos intensivos, psicoterapia familiar e individual, talleres de prevención y grupos de apoyo. Sus resultados se perciben en varios aspectos de la persona. Cuando comienzan un tratamiento rápidamente mejoran sus conductas, aumenta su autoestima, mejoran los vínculos, entre otros beneficios.

-A nivel mundial y local, existen alojamientos que prometen una desconexión digital a sus huéspedes. Cancún, Manaos, Dublín, Chicago y las Islas Caimán son algunos de los destinos donde está más consolidada está tendencia.

En lugares tranquilos y alejados de la ciudad, se caracterizan por no tener cobertura móvil, internet ni wifi. En cambio, ofrecen paquetes con variadas actividades para olvidarse por completo de la tecnología como meditación, masajes, paseos por el entono y sedentarismo. Además, es frecuente que brinden servicio de desayuno en la cama.

-Hay restaurantes como Woks (Colombia), que intentó concientizar a sus clientes del frecuente uso del móvil para que disfruten de una comida sin distracciones tecnológicas. Para esto, invitó a los comensales a dejar el teléfono en una zona delimitada en el individual, mientras permanecen en el establecimiento. La iniciativa propone crear “la primera aplicación que permite disfrutar la comida con los cinco sentidos”.

Por irónico que parezca, también emergen varias aplicaciones que tienen como fin limitar el uso del Smartphone. Forest, por ejemplo, permite administrar el tiempo para aumentar la productividad de los usuarios.

Funciona como un juego en el que hay que plantar un árbol virtual que solo crecerá si aguantamos media hora seguida sin desbloquear el dispositivo. El objetivo es repetir este ciclo tantas veces como sea posible para lograr un bosque tupido. Además, incluye estadísticas de uso diario.

-Otra app es Pause, que se basa en competir con amigos y familiares para ver quién es capaz de aguantar más tiempo con el móvil en modo avión.

Se selecciona qué actividad se realizará mientras no esté conectado y el tiempo de duración. Una vez en marcha, se concursa para ver quién de los participantes es el que logra estar más tiempo desconectado.

En conclusión, existen diferentes posturas para lidiar con la híperconectividad, solo resta identificar la más conveniente para resetearnos y escapar de una de las principales enfermedades del siglo XXI.

Por Elisa Tuyaré