Milenario, exquisito y por sobre todo, muy sencillo de hacer, el té es una de las bebidas más consumidas en el mundo – posicionada incluso como la segunda más consumida después del agua – y es un gran aliado natural para nuestro organismo.

Con la suerte de que puede ser bebido caliente o frío, el té es una bebida apta para todas las estaciones, por lo que acompañar la sobremesa en verano con un té helado también es una excelente opción.

Si bien ya te hemos contado sobre jugos naturales y también sobre algunos desayunos increíbles que también contemplan el té, en esta nota te contaremos sobre algunos tipos y cuales son sus beneficios para que puedas disfrutar mejor de esta bebida natural.

La leyenda

Sus enormes beneficios para nuestro organismo han sido la base para considerar al té como un producto muy valioso, presente en culturas milenarias, especialmente en Asia. De acuerdo a una popular leyenda china, el té fue descubierto por el emperador Shen-Nung, de la dinastía Tang, quien había ordenado hervir el agua para poder luego ser tomada y por azar unas hojas de té cayeron sobre el recipiente, dando origen de esta manera al té como lo conocemos hoy.

Su planta: Camellia Sinensis

 

 

Todas las variedades de té provienen de una misma planta: Camellia Sinensis. Un arbusto con alta resistencia al frío que durante el invierno florece con una flor blanca similar a la camelia.

Si bien todas las variedades provienen de una misma planta, lo que hace diferente a los tipos de té son los distintos procesos. Algunos sometidos a fermentación o procesos de oxidación y secado que cambian su sabor y sus propiedades. Sus variedades puras son principalmente seis: blanco, verde, amarillo, azul, negro y rojo.

 

Té blanco.

El de menor oxidación. El té blanco es considerado como el de mayor calidad ya sea por sus propiedades como por su sabor. Delicado, es el té con menos cantidad de teína lo que lo hace muy bueno para consumir a cualquier hora.

  • Rico en antioxidantes (esenciales para retrasar el envejecimiento)
  • Contiene propiedades beneficiosas para enfermedades cardiovasculares
  • Ayuda al buen funcionamiento del sistema digestivo
  • Ayuda a la prevención de enfermedades hepáticas
  • Mejora la salud de la piel y cabello
  • Ayuda al aumento de producción de serotonina y dopamina, claves para mejorar el ánimo y mantenernos alerta

Té verde

 

Al igual que el té blanco, este té no se oxida ni fermenta. Se elabora con un proceso especial de secado en donde las hojas adquieren un color verdoso y de allí su nombre. Es posiblemente el té más conocido, y son sus excelentes propiedades antioxidantes las que le han dado su particular fama.

Al poseer cafeína, teofilina y teobromina, este té es un gran estimulante para nuestro sistema nervioso, además de tener las siguientes propiedades:

  • Ayuda a reducir el colesterol malo
  • Ayuda a la prevención de enfermedades cardiovasculares
  • Mejora la circulación sanguínea
  • Rico en minerales
  • Reduce el estrés
  • Aporta vitaminas A, C y E
  • Ayuda a la prevención de enfermedades hepáticas
  • Fortalece la memoria
  • Previene caries
  • Estimula el metabolismo
  • Reduce el riesgo de artritis
  • Alivia las alergias

Té amarillo

De la familia, es posiblemente el menos conocido. Ya con un proceso leve de fermentación, el té amarillo posee un aroma suave y delicado. Su producción principal es China, por lo que es un tanto difícil de encontrar además de ser bastante más caro que los demás.

Al igual que el té verde, este es un gran antioxidante, además de tener un muy buen efecto antiinflamatorio que ayuda a prevenir lesiones gástricas. Posee polifenoles – unas sustancias con efecto antioxidante – que ayudan a la prevención de enfermedades cardíacas.
También colabora a la eliminación de excesos de líquidos, promoviendo la pérdida de peso.

Té azul

Casi como si fuera un intermedio entre el té verde y el negro, este tipo de té reúne sus características debido a un proceso de semifermentación y posterior secado. También conocido como Oolong, este té es de un sabor fino y aromático y no muy fácil de encontrar.

Al igual que los otros tipos de té, contiene grandes cantidades de antioxidantes, ayuda a acelerar el metabolismo y es un gran hepatoprotector. También ayuda a bajar los niveles de azúcar en sangre y a reducir la presión arterial.

Té negro

 

 

Sin dudas el más popular de todos, este té es 100% oxidado y gracias a su método de producción no pierde su sabor a lo largo del tiempo, lo que lo hace un gran aliado para las grandes marcas y es por eso que su comercialización es mayor que la de los demás tipos de té.

De un sabor fuerte e intenso, contiene más cafeína que los otros tés de menor oxidación, por lo que sus beneficios son varios:

  • Ayuda al estado de alerta mental gracias a la cafeína
  • Mejora la circulación sanguínea y tiene numerosos beneficios para el corazón.
  • Ayuda a prevenir enfermedades como gripes o resfríos
  • Favorece la concentración.
  • Estimula el sistema inmunológico.
  • Ayuda a la salud de la piel y el cabello
  • Potencia la memoria a largo y corto plazo.
  • Ayuda a la prevención de enfermedades como el cáncer gracias a su alto contenido en flavonoides.
  • Es un diurético natural
  • Estimula el metabolismo

Té rojo

Por último, el de mayor nivel de oxidación y fermentación, el té rojo – también conocido como «Pu erh» o «té de los emperadores» – es uno de los que mayores beneficios aporta a nuestro organismo y menos contraindicaciones posee. Al igual que la leyenda del descubrimiento del té,  éste fue descubierto en el intento de alargar la conservación del té verde. Con un sabor y un aroma particular, el té rojo aporta propiedades antioxidantes, hepatoprotectoras y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, además de ser un gran regulador del colesterol y potencial del sistema inmune.

Además:

  • Tiene excelentes propiedades diuréticas
  • Ayuda en las digestiones pesadas
  • Previene la aparición de caries por su contenido en flúor

Por su contenido de cafeína menor al café, no produce ansiedad ni nerviosismo (como podría hacerlo el café) aunque igualmente incrementa la capacidad de concentración de forma paulatina durante el día.